Diez consejos para sobrevivir a una entrevista de televisión
Por Roberto González, director y presentador del Telenoticias 2 en Televisión Canaria. La Academia de las Ciencias y las Artes y de Televisión de España le ha elegido como ‘Mejor presentador autonómico 2020’.
Si usted piensa que está a salvo de participar en un programa de televisión o de ser entrevistado en cualquier formato informativo, párese un momento a reflexionar en la cantidad de personas que se asoman cada día a su ventana televisiva. Expertos, profesionales, políticos, representantes de empresas, de asociaciones y colectivos vecinales, miembros de plataformas, sindicalistas, portavoces institucionales o de trabajadores, abogados, artistas, estudiantes, reclamantes, protestantes, manifestantes, defensores de una causa…
En cualquier momento podemos ser invitados a un plató de televisión o recibir la visita de una cámara y tener la oportunidad de reforzar nuestra credibilidad y nuestro perfil profesional, o lo contrario. Aunque la práctica y el ensayo son siempre la mejor manera de aprender, no está de más prestar atención a unos sencillos consejos que le van ayudar en ese difícil trago que puede ser enfrentarse a una cámara.
- Mire donde pisa. No es lo mismo una entrevista corta para un telediario que acudir a un plató. Averigüe qué tipo de formato le requiere. ¿Es un magazine matinal? ¿Un programa de debate? ¿Deberé confrontar con otros o estaré yo solo? ¿Y cómo es el entrevistador? ¿Tiene un perfil amable o busca la polémica? Ya se imaginan que cada ejemplo exige una forma distinta de comunicar.
- No quiera contarlo todo. El tiempo en televisión es limitado y los mensajes se diluyen con facilidad. He visto entrevistados con enormes carpetas bajo el brazo creyendo que van a poder mostrar todo lo que saben sobre el asunto en cuestión. Lo mejor es seleccionar los mensajes que queremos trasladar.
- Estructure su mensaje. ¡Muy bien! Ya hemos seleccionado los mensajes que queremos trasladar; ahora vamos a darle un orden. ¿Debo decir lo más importante al principio o mejor justo al final para que el mensaje cale? Dependerá de las variables que veíamos respecto al tipo de programa, pero como regla general les diré una frase a la que recurrimos los preparadores en este asunto: “Di lo que vayas a contar, cuéntalo y, al final, recuerda lo que has contado”.
- No discuta con el entrevistador. Salvo excepciones, no es buena idea que muestre enfado por las preguntas o decida enfrentarse a quien le interpela. El público suele estar con quien percibe como más cercano a él y, por tanto, suele ser el amable entrevistador que le acompaña a diario. Reconduzca, matice, opóngase o niegue, pero no muestre emociones negativas.
- Vístase adecuadamente. Y fíjese en que no he dicho vístase bien. Ir trajeado a un plató no siempre es la mejor opción. Jamás verá a un sindicalista con corbata en una entrevista, pero un abogado, en cambio, debe mostrarse formal. Una presencia adecuada indica que nuestro aspecto estará en concordancia con lo que representamos. Un chef siempre estará bien con su chaquetilla de chef, no tiene sentido que se ponga un traje de tres piezas. Por cierto, las joyas o relojes muy vistosos y los colores estridentes distraen. Menos es más.
- Las improvisaciones están muy preparadas. No crea que una frase apropiada en el instante justo es fruto de la inspiración del momento. Como a Picasso, la inspiración le debe pillar bien ensayado. Previamente a la entrevista construya frases sobre los argumentos principales que quiere trasladar. Son sus ‘ideas fuerza’ que debe tener siempre listas.
- El plató es territorio hostil. Porque no lo conocemos y nos pone nerviosos la cantidad de cámaras y gente que no conocemos. Porque los focos nos ciegan, el aire está siempre muy frío y, además, está lleno de micrófonos. No se confíe a hablar de la entrevista hasta que haya abandonado esa ‘zona de peligro’. Hay micrófonos abiertos que han jugado una mala pasada a más de uno.
- Póngase nervioso tranquilamente. Porque todos lo están. Incluso los que tienen experiencia en estas lides. Los nervios son nuestros aliados, nos previenen sobre errores y nos mantienen alerta, pero ya verá que con práctica aprendemos a ocultarlos. En todo caso: un traguito de agua y tres inspiraciones profundas antes de empezar siempre funcionan.
- No se ponga cómodo. Si tiene la tentación de relajarse en una confortable silla o sillón del plató active su sistema de alerta. Busque siempre la forma de mantener su espalda erguida y preste atención al entrevistador. No es necesario que esté buscando su cámara, ella le buscará a usted. Y cuidado con los gestos. Los movimientos demasiado amplios se convierten en aspavientos ante la cámara.
- Entrene, entrene y entrene. Esto es como todo: Nadie nace aprendido y hay quienes tienen aptitudes naturales. ¿Pero cuántos atletas corren una maratón el primer día? Hay cursos y preparadores que pueden allanarle el camino o puede bastarle con ensayar ante un espejo. Ya sabe, todo comunica, así que practiquemos para comunicar bien.